Radiografía del renacer de Derrick Rose
Ricardo Maciñeiras | @Rjmacineiras
¿Es posible renacer de las cenizas? Sí. Derrick Rose lo hizo, pero no fue un proceso rápido ni menos agradable. Al contrario. El armador tardó casi ocho años en volver a estar cerca de su mejor forma, esa que exhibió en la temporada 2010-2011 cuando se convirtió en el jugador más joven (20 años) en ganar un premio MVP de la NBA. Ahora es clave en los Timberwolves de Minnesota y está registrando números por los que valió la pena que no se rindiera mientras sostenía su extensa lucha contra las lesiones.
En cinco de sus últimos siete partidos, Rose mostró destellos importantes del basquetbolista que fue hace casi una década. Incluso tuvo una noche explosiva de 50 puntos durante la jornada del 31 de octubre, lo que significó un nuevo tope anotador para él en la liga. Pero nadie hubiese pensado que esto iba a pasar… solo él.
La historia no se quedó en aquella velada épica que terminó en abrazos, festejos y lágrimas. Luego tuvo dos encuentros de 21 puntos, otro de 31 y uno de 23, jugando entre 35 y 39 minutos por duelo. Son números que le permiten soñar con una temporada de reconciliación con su cuerpo, justo el premio que merece tras nunca rendirse ante una rotura de ligamento anterior cruzado y tres lesiones de menisco.
LA CLAVE
Una de las razones detrás de este inesperado éxito de Derrick Rose es que el propio jugador entendió que no podía seguir haciendo los mismos movimientos de su antigua versión de 20 años. En pocas palabras, necesitaba tomar menos riesgos físicos, mejorar su efectividad de media y larga distancia e incluso incorporar más desplazamiento sin balón. Lo admitió en una entrevista con StarTribune, diciendo que la parte central del trabajo fue cambiar su mecánica de lanzamiento para ser más efectivo y disminuir el impacto en las rodillas.
El resultado de este proceso de transición se ve, por ejemplo, en el juego exterior. Y es que Rose puso una parte importante de su enfoque en este apartado. Ahora está registrando el porcentaje de efectividad en triples más alto de su carrera, con 48% en los primeros 13 partidos de la campaña (1.8 aciertos y 3.8 intentos por compromiso).
Y si quedan dudas de la relevancia que tiene su nueva faceta de tirador de larga distancia, cabe acotar que nunca había rebasado el 35% de efectividad en triples al cierre de sus temporadas previas.
Una de sus exhibiciones como francotirador sucedió el 7 de noviembre, cuando acertó 7 de 9 intentos de tres puntos. De esta forma ayudó a los “Wolves” a romper un récord de franquicia: más triples en un encuentro (20).
MÁS RESPONSABILIDAD
El base de 30 años, quien en total ha sido sometido a cuatro operaciones desde 2012, ahora no solo seguirá viendo más minutos en Minnesota por su prometedora forma mental y física, sino también porque el equipo dejó ir a una de sus estrellas: Jimmy Butler. Esto implica que su protagonismo podría continuar en ascenso. Además, cuenta con la confianza del entrenador del conjunto, Tom Thibodeau, quien fue el principal propulsor del contrato de un año que recibió el oriundo de Chicago de cara a la temporada 2018-2019.
Rose tiene todo a favor para finalmente vivir un regreso digno, ese que postergó año tras año por las inclementes lesiones. Para ello se traza como meta individual ser Sexto Hombre del Año. El expiloto de los Bulls, Knicks y Cavaliers tiene con qué, siempre y cuando el cuerpo no ceda.
Su historia —que aún no termina— será recordada por tratarse de una demostración admirable de perseverancia, ya que, como el propio Rose dice, “muchos se hubiesen retirado” después de tantos tropiezos. Pero él no… él no.