Remontada sin final trágico para Caracas FC

Luis Pico|  @picoluis01

La alegría no acabó convertida en frustración para Caracas. Los fantasmas que tantas alegrías le arrebataron en los últimos suspiros no pudieron aguarle la fiesta contra Liverpool ni impedirle seguir con vida en la Copa Sudamericana, en la que volvieron a escribir un cuento con final feliz y remontada incluida como pocas veces han podido los clubes venezolanos en competiciones internacionales. 

 Costó. Quizá más de la cuenta, sobre todo luego de un vendaval de ocasiones claras y un dominio del balón y el juego desperdiciados durante la primera mitad, en la que hicieron valer la localía en el Olímpico y sentir el aliento de miles de hinchas que acudieron al estadio pese a los apagones y las fallas de un sistema de transporte colapsado. 

El primer grito de gol quedó ahogado al instante. El desahogo de Celis mutó a rabia luego de que un cabezazo tras un córner le fuera anulado por un supuesto fuera de juego en una jugada bastante ajustada. Entonces el reloj apenas marcaba poco más de diez minutos, por lo que el golpe hubiera sido certero en un momento idóneo.

Pero no fue la única frustración: casi al instante el árbitro obvió una mano por la que todo el banquillo de Noel Sanvicente exigió un penalti que nunca llegó.  Lejos de amilanarse, Caracas siguió adelante y encerró a un Liverpool que resistió un cabezazo de Arrieta, un mano a mano de Canelón y un disparo de Flores en un dominio vano por falta de concreción. 

Premio a la fe

Pese a todo lo que había desperdiciado, Caracas nunca se vino abajo y supo manejar sus emociones en los momentos en que Liverpool más cerraba espacios para defender la ventaja que traía desde Montevideo. Para abrir el cerrojo, Sanvicente, movió su pizarra y reemplazó a Eduardo Fereira por “Sombra” Espinoza.

Con tres delanteros y prácticamente toda la carne echada en el asador llegaron los goles.  Arrieta, resistido en la primera parte, abrió la lata con un cabezazo tras una combinación entre Saggiomo y Añor por la izquierda, que en línea de fondo mandó un centro que bañó al arquero y que el colombiano solo tuvo que empujar.  Solo entonces los uruguayos intentaron buscar algún contragolpe para evitar unos penales que aparentemente no veían con malos ojos visto su planteamiento defensivo y la inferioridad que tuvieron en condición de visitantes.  

Y en esos dichosos diez minutos finales que tantas pesadillas provocaron al Rojo en los últimos años –el clásico contra Táchira del 93’10, las remontadas que les frustraron Huracán y Melgar en Libertadores y la reciente caída contra Zulia por 3-2 el pasado fin de semana, entre otros– fue cuando Añor, a milímetros de la línea de fondo, salvó una pelota sin destino aparente que sirvió de centro para que Andreutti la mandara a guardar para sellar una remontada que esta vez no tuvo distracciones, errores o misterios sino alivios, fiesta, algarabía en la capital.  

Por el récord

En caso de que Caracas avance en su siguiente llave –se disputará entre agosto y septiembre, tras la Copa América– el Rojo habrá logrado la mejor actuación de un club venezolano en Sudamericana, un torneo en el que ningún club pudo llegar más allá de octavos de final. 

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