Pionero en el anonimato: Máximo Blanco, el primer venezolano en UFC

Andrés Espinoza Anchieta |  @AndresEspinoza

Cada 23 de abril, Venezuela recuerda con cariño y orgullo a Alejandro “Patón” Carrasquel, primer venezolano en disputar un encuentro de Grandes Ligas. Los 12 de noviembre ocurre algo similar con Carl Herrera, el primer criollo en la NBA.

Por allá en el Lejano Oriente, otro pionero nacido en Caracas mantiene la esperanza de que algún día, el 21 de abril tenga un significado parecido para sus compatriotas, y que con piel de gallina de tanto orgullo, todos recuerden a Máximo Blanco.

Ese día en 2012, Blanco hizo historia al convertirse en el primer peleador criollo en combatir en el Ultimate Fighting Championship, la principal compañía en el mundo de las artes marciales mixtas o MMA, por sus siglas en inglés.

 

No es difícil entender el motivo por el cual la hazaña del capitalino ha pasado tan desapercibida. Viene de un país con muy poca tradición en dicha disciplina, pero, con el crecimiento en popularidad del UFC a escala mundial, el interés del aficionado venezolano en la materia también se ha incrementado en los últimos años; y allí es cuando es importante recordar a Blanco, un verdadero trotamundos de la vida.

La historia deportiva de “Maxi” se remonta a su niñez, aunque no necesariamente en un octágono.

“Mi papá me llevó a entrenar Taekwondo cuando tenía como 11 años”, recordó Blanco vía telefónica a Deporte Today. “Luego gracias a un tío político fui a entrenar lucha en el IND. Entrenaba las dos cosas a la semana, pero poco a poco fui dejando el Taekwondo y dedicándome completamente a la lucha”, agregó.

Sin embargo, mucho antes de probarlos por sí mismo, Blanco ya era fanático de los deportes de contacto, todo gracias a unos héroes bastante conocidos por todos.

“Siempre me gustaron las películas de Bruce Lee, Jackie Chan y Jean-Claude Van Damme”, soltó entre risas el criollo. “Ellos fueron como mi inspiración”.

Unos años más tarde, Blanco recibió una beca para ir a Japón, gracias a un convenio que tenía la Federación de lucha con una escuela en el país oriental. “Todo fue a través del profesor Akutsu Hideki, y bueno, a los 15 años me fui de Venezuela”, señaló.

A pesar de lo complicado que puede ser para un niño abandonar su casa, familia y país a tan temprana edad, Blanco aseguró que recibió la oportunidad con los brazos abiertos.

“Mi niñez no fue fácil. Mis padres se divorciaron y yo vivía de aquí para allá. Un fin de semana lo pasaba con mi mamá y otro con mi papá. Prácticamente encontraba alivio en el deporte y los estudios. Por eso cuando me dijeron para irme, con mucho gusto me fui”, explicó Blanco, no sin antes recordar que la noticia fue dura de procesar en su núcleo familiar, particularmente para su madre.

“Fue una decisión difícil porque aunque mi papá me apoyaba, mi mamá no quería que me fuera. Mi papá tuvo otros tres hijos, pero soy el único de mi mamá. Al final sabía que esta era mi oportunidad, la tomé y la aproveché hasta donde pude”.

Aún con la beca aprobada, Blanco recuerda que fue un proceso largo antes de finalmente montarse en el avión. 

“Desde que me enteré de la beca pasaron como seis meses para que todo se concretara. Ya la gente me decía: ‘Bueno, y tú no te ibas para Japón pues?”, indicó Blanco.

Cuando finalmente llegó el momento de aterrizar en suelo nipón, el venezolano admite que se llevó una sorpresa.

“Nunca me imaginé cómo era Japón en realidad. Yo me imaginaba todo como lo veía en las películas de Bruce Lee”, comentó. “Me llevé varias sorpresas en los primeros tres años en los que me tocó quedarme en un dormitorio en Sendai, una ciudad al Norte de Tokio. Además, obvio el idioma hace todo más complicado. Después fui entendiendo poco a poco, pero me tomó bastante. La verdad es que hasta el día de hoy todavía me pregunto cómo me adapté”.

No obstante, en el ámbito deportivo, las cosas no podían ir mejor para Blanco, quien todavía no pensaba en las MMA; por el contrario, su sueño apuntaba más hacia el mundo olímpico.

“Después de los tres años en Sendai High School, me dieron una beca para ir a la Universidad Nihon por cuatro años y en el último de esos fui campeón universitario de Japón en lucha”, contó el caraqueño. “Del Distrito Capital me consiguieron el pasaje para que compitiera en los Juegos Nacionales de Los Andes en 2005 y allí también fui campeón. Entré en la selección venezolana de lucha y competí en los Bolivarianos, Centroamericanos, Panamericanos y en dos campeonatos mundiales, en Cantón 2006 y Bakú 2007”.

Máximo Blanco no pudo clasificar a los Juegos Olímpicos en dichos mundiales, pero todavía tenía una carta más para jugarse.

“Fui para un último clasificatorio en Polonia, esta vez cubriendo todo de mi bolsillo, pero también perdí allí y entonces decidí cerrar esa página y dedicarme a las MMA”, dijo.

Luego de pasar el trago amargo de despedirse de su sueño de competir en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, Blanco volteó su mirada a las artes marciales mixtas, nuevamente atraído por material televisivo.

“Todas las semanas pasaban los eventos de Pride y me fue gustando”, señaló Blanco sobre la difunta empresa japonesa de MMA. “Poco después me invitaron a pelear en Pancrase (otra empresa nipona) y sin pensarlo mucho me metí”.

Luego de que su estreno como profesional, el 26 de agosto de 2008 ante Yuki Yashima, terminara sin decisión oficial, Blanco recogió su primera victoria un mes más tarde: el 30 de septiembre fue declarado ganador en su combate contra Hiroki Aoki tras un KO técnico a los 22 segundos del primer round.

El 7 de agosto de 2009, Blanco se coronó como campeón peso ligero de Pancrase tras un KO técnico a Katsuya Inoue en el segundo asalto. Esa pelea también fue el inicio de una cadena de seis lauros para el criollo, misma que lo convirtió en uno de los peleadores más llamativos del momento.

Tras el cierre de Pancrase, al luchador criollo se le abrieron las puertas en los Estados Unidos y el 9 de septiembre de 2011 hizo su estreno en la promoción Strikeforce, donde cayó derrotado en su único combate ante Pat Healy, quien lo superó.

Cuando UFC compró Strikeforce, Máximo Blanco pasó a las filas de la compañía dirigida por Dana White, aunque no sin antes tener que cambiar de categoría.

 

“La condición era que tenía que bajar a los 65 kilos, cuando mi peso de pelea siempre había sido 70. Fue el gran sacrificio que hice”,  indicó Blanco, quien en un inicio no se dejó arropar por el monstruo de popularidad llamado UFC. “Firmar con ellos lo vi como algo normal en ese entonces. Ya había superado muchas travesías, además de que el solo hecho de tener el contrato no me garantizaba nada”.

Entonces, ese 21 de abril de 2012, en medio de la celebración del evento “UFC 145: Jones vs. Evans”, Máximo Blanco ingresó al octágono para enfrentar a Marcus Brimage, quien terminaría llevándose el triunfo por decisión dividida. De cualquier forma, la hazaña inicial había sido conseguida y en su siguiente aparición, el 12 de abril de 2013, Blanco superó a Sam Sicilia por decisión unánime, para escribir otro capítulo en la historia como el primer criollo en ganar una pelea en el máximo escenario de las artes marciales mixtas.

“Recuerdo que me monté sobre la jaula antes de que el referí me levantara la mano porque sabía que había ganado”, recordó Blanco entre risas sobre su celebración.

Luego de sufrir un par de reveses seguidos, “Maxi” hiló tres victorias para colocar en positivo su récord en la empresa (4-3), pero una derrota ante Luke Sanders y otra ante Chas Skelly, esta última en apenas 20 segundos del primer round, pondrían fin a su carrera en 2016.

“Después de mis dos últimas peleas, ambas muy decepcionantes para mí, me lesioné la rodilla y me operé”, contó Blanco. “Duré un año en rehabilitación a ver si podía seguir, pero qué va. No fue lo mismo y me retiré”.

Con un balance general vitalicio de 12 victorias, 8 derrotas, un empate y una pelea sin decisión, Blanco regresó a Japón, país en el que reside hasta la fecha.

“Creo que el momento que más me enorgullece de mi carrera fue cuando gané el cinturón de Pancrase”, aseguró Blanco, quien añadió que una de las cosas más productivas de su travesía fue poder compartir con grandes estrellas a lo largo de los años. “Cuando viví en Nuevo México, por ejemplo, estuve en el rancho de Donald Cerrone. Después fui al gimnasio de Greg Jackson, donde también entrenaba Jon Jones. Visité el gimnasio de Jeff Curran en Chicago. Compartí con varios gigantes”.

Desde su retiro, Máximo Blanco asegura que se ha dedicado a varias actividades, aunque posiblemente ninguna tan importante como el gimnasio que inauguró hace un año en Tokio

“Pero con esto del COVID-19 me ha tocado entrar también en la construcción”, agregó.

En cuanto a los venezolanos que han seguido sus pasos hacia la UFC, Blanco se muestra contento y confía en que las puertas de la empresa de White se seguirán abriendo para otros compatriotas. Omar Morales, quien se convirtió recientemente en el primer criollo en ganar su dos combates iniciales en la compañía, ha levantado el interés del país por la disciplina nuevamente.

“Pienso que es cuestión de tiempo para que debuten más venezolanos. He visto a Morales, es muy bueno y si sigue así puede llegar muy lejos”, apuntó Blanco, quien espera que el también capitalino logre cautivar al público venezolano y despierte la pasión del país por el deporte.

Sin importar lo que pase de ahora en adelante, siempre habrá un primero, aunque no será Máximo Blanco quien se la pase recordándolo.

“Fui el primer venezolano en llegar, según la misma UFC. El que lo busque lo sabrá, pero a mí no me gusta andar diciéndolo”, sentenció.

Y es que mantenerlo fresco en la memoria parece más un trabajo para el resto de los venezolanos.

21/4/2012. Esa es la fecha.

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